La iconografía de María Santísima de las Lágrimas es de una Virgen Dolorosa, imágen de vestir de candelero, que representa el trance doloroso al encontrar a su Hijo cargado con la cruz camino del Calvario.
Imagen de facciones muy delicadas, su cara forma un óvalo, rozando con ello la perfección en el canon de la belleza.
De escuela sevillana, obra de Manuel Gutierrez Cano de 1860, de categoría artística excelente y de estilo barroco. Recuerda en cierto grado el dolor y expresiones de la obra de José de Mora, de ahí la posible identificación con este autor y escuela.