Nuestro Padre Jesús Nazareno


Solemne Quinario

Como es tradicional en nuestra Archicofradía, todos los años y en una de las dominicas del mes de mayo se dedica Solemne Quinario a Nuestro Padre Jesús Nazareno. Este culto se celebra desde el martes al sábado de la semana que se fije, finalizando con la Función Principal de Instituto.

ADMISIÓN Y JURAMENTO DE NUEVOS HERMANOS. En el tercer día de culto, el jueves de Quinario, el Secretario 1º recibirá el Juramento de los hermanos que ingresen en la Archicofradía, los cuales, tras haber recibido en los días previos a esta efemérides sesión formativa titulada “hermanos de Jesús, un compromiso de vida cristiana”, desean pertenecer a nuestra Archicofradía, prometen cumplir cuanto mandan y ordenan las Reglas, y juran defender cuantos Dogmas, Sacramentos y Misterios nos enseña la Santa Madre Iglesia Católica, obedecer y defender al Sumo Pontífice, así como la creencia de que la Stma. Virgen María es Mediadora Universal entre Dios Nuestro Señor y los hombres, en la dispensación de todas las gracias.

FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO. Se celebrará el último día del Quinario o al día siguiente Domingo, en la que todos los hermanos harán pública profesión de Fe y a tal fin, inmediatamente antes del ofertorio, sube al Presbiterio, el Secretario 1º, acompañado del Secretario 2º que portará la seña de la Archicofradía. El resto de la Junta de Gobierno y hermanos permanecen de pie en sus sitios. Por el Secretario 1º se da lectura a la Profesión de Fe, según el anexo de nuestras Reglas, y leída la fórmula, irán acercándose todos, pondrán la mano derecha sobre los Santos Evangelios y besándolos jurarán.

«…juramos solemnemente defender el Ministerio de la Inmaculada Concepción de María, si fuera preciso hasta derramar nuestra sangre, elevado a dogma de nuestra Santa religión por nuestro Santísimo Padre Pío IX, de feliz memoria, el 8 de diciembre de 1854 y cuyo fausto acontecimiento llenó nuestros corazones de gran alegría; y queriendo que su memoria pase de generación en generación, confesamos públicamente cada año en la Fiesta Principal de nuestro Instituto, todos los Misterios que nos enseña Nuestra Santa Madre Iglesia, juntamente con el de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, creyendo firmemente que fue concebida pura y exenta de toda mancha, desde el primer momento de su animación gloriosa….».

 

Solemne y devoto Besapié

El Viernes de Dolores se celebra Solemne Función de Comunión General y a su finalización Besapié de la Imagen de Nuestro Amantísimo Titular.

El Viernes de Pasión, nos introduce en el besapié a Nuestro Padre Jesús Nazareno, solemne y multitudinario reguero vivo de hermanos y devotos en una magna devoción al Señor de Marchena, muestra de fervor y fidelidad año tras año, desde tiempo ancestral.

Acontece en la Parroquial de San Miguel, música sacra alimentada con el rezo continuo de las estaciones del Vía-Crucis, de las estaciones del camino a la cruz, mientras jóvenes acólitos, ayudan a aquellas personas que pudieran estar impedidas para acceder, limpiando con seda el beso de amor de cada devoto, ofreciendo estampas de recuerdo.

Ejercicio del Santo Via-Crucis. Traslado del Señor a su paso procesional.

Todos los Viernes de Cuaresma, se celebra el ejercicio del Santo Vía-Crucis en la Capilla Sacramental de la Hermandad, como culto preparatorio para la Semana Santa.

 

TRASLADO DEL SEÑOR AL PASO PROCESIONAL. El Miércoles Santo de cada año se procede al traslado de la Bendita Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno a su Paso, meditando las Estaciones del Santo Vía- Crucis.

La oscuridad baja hasta la capilla del Señor de Marchena, cuando la noche de Martes no quiere ser Miércoles, para no recordar la sentencia de muerte de la madrugá.

Silencio. Es el Señor de Marchena que rozará nuestros corazones con su mirada herida de Humildad y Paciencia, que en sus sienes y costado la salvación ha sido convocada y ha de llegar.

Via Crucis, de honor custodios del Señor, un reguero de luz de quince parejas hasta el monte calvario, allí se dirige el que maniatado, Redentor de Cautivos, admite la muerte de cruz para nuestro mayor dolor aliviar.

A su Hijo acude la que otrora llevara Palma en sus manos, y ahora un pañuelo para sus lágrimas enjugar. El encuentro. Silencio. Es el Señor de Marchena que hoy vivo con Ella se ha cruzado, y Ella rompió a llorar. Sus ojos se desbordan del Amor infinito, el de una mujer, madre de su hijo que parió y que lo ve, maniatado al monte calvario, caminar.