La Centuria Romana


 

HISTORIA DE LA CENTURIA ROMANA DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO

No existen muchos escritos concretos sobre la Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús Nazareno, sino que lo que aparecen son alusiones en diferentes crónicas sobre la procesión del Viernes Santo a lo largo de la historia.

Sabemos que en la primera mitad del siglo XVIII, es decir, entre 1700 y 1750 son los frailes (sobre todo los Franciscanos) los que trasladan los sermones de Pasión, del interior del templo a espacios abiertos, eligiendo la Plaza Ducal para estas representaciones por la amplitud del espacio.

Al sacar estos sermones al exterior se crean los sermones de Pilatos y del Ángel, así como el encuentro de Jesús con su Madre.

En estas representaciones es cuando creemos que se crean las primeras escuadras de «armaos» para representar los prendimientos.

En los años finales de este siglo, concretamente en 1797 se mandan unas reglas de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno al Real Consejo General de Castilla para su aprobación (Documento que se conserva digitalizado tanto el original como la transcripción en la biblioteca pública de Marchena y en la propia Hermandad).

Rafael López Fernández, en su libro “apuntes históricos sobre las hermandades de penitencia de Marchena hace un análisis sobre el estatuto nº 8 de estas reglas en el que se narra el discurrir de la procesión cada Viernes Santo.

Ni en este artículo, ni en ningún otro de todas las reglas, se hace alusión sobre los romanos ni ningún otro tipo de personaje que participara en la procesión que no fueran los hermanos de horquillas, (los costaleros de hoy) y los hermanos de luz que iban alumbrando con hachas encendidas el discurrir de la procesión y relevándose con los de horquillas (siendo un máximo de 50 en cada paso.

La no mención de estos personajes era de una manera deliberada ya que estaban prohibidos estos hermanos de atributos y todos los personajes que no fueran los portadores de los pasos.

El olvido de mencionar estos personajes era porque unos meses antes la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla, había incluido personajes como Ángeles, sibilas y romanos, por lo cual fue sancionada y estuvo varios años sin salir.

Ya en el siglo XIX se producen grandes cambios, los desfiles procesionales son una muestra de esta transformación.

La imagen de San Juan en un paso pequeño sin apenas adornos, las figuras de la Verónica, las tres Marías, junto con Pilatos y los romanos, pasan de representarse solo en los sermones o mandatos a participar en los desfiles procesionales.

Las crónicas de la época cuentan que estos cambios darán a la procesión una viveza de la que antes carecía, la saeta pasara de cantarse exclusivamente dentro del templo a cantarse en la calle, también se empezaría a llevar túnicas ricamente adornadas, y los pasos acompañados de bandas de música y romanos vistiendo vistosos trajes.

Manuel Antonio Ramos en su libro editado por esta Hermandad, El Mandato una catequesis plástica en Marchena dedica un apartado a los armaos, del cual hemos extraído algunos párrafos: 

En el año 1846 la guardia romana estaba compuesta por 6 armaos, uno de ellos era en capitán e iba vestido con un morrión con plumas y coraza, el resto de sayones portaban una lanza o pica y un casco con plumero, su función era acompañar al señor alrededor del paso.

En un cabildo celebrado en 1866, viendo lo indecoroso que estaban los trajes de los armaos, se decide por unanimidad cambiar el vestuario de los romanos en número y forma que creyeran convenientes los señores oficiales.

Tras comprar dichos trajes, se habilita un cuarto para custodiar dicho vestuario al igual que los escudos, una corneta, y un parche para un tambor que también se compraron por entonces.

Cinco años después, es decir en 1871 se vuelven a hacer más trajes para los armaos y para los músicos que también iban vestidos de romanos, lo que nos hace suponer que a partir de entonces se amplía el cuerpo de romanos.

Al año siguiente, en 1872, la hermandad hace un gasto extraordinario, dedicado al cuerpo de armaos, se incluyen por primera vez los romanos a caballo. Desde entonces, son continuas las adquisiciones y mejoras en el vestuarios de los «armaos».

También se conoce que en los últimos años del siglo XIX se adquiere un nuevo traje para el capitán. En la foto vemos el uniforme del capitán que solo se diferenciaba del resto de la tropa en que el capitán llevaba espada y la tropa lanza.

 

En el año 2017 aparecen en las redes sociales unas fotografías que se encuentran en la fototeca del ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Estas fotografías son de un ingeniero agrónomo natural de esta ciudad que estuvo en Marchena en los años 1897 y 1898 haciendo unos trabajos para el ministerio de agricultura.

Este señor que era muy aficionado a la fotografía, saca unas instantáneas de las fiestas de Marchena, entre ellas unas del discurrir de la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno por la calle las Torres, y una concretamente de los «armaos».

Como se puede observar en la fotografía se ve el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno y al fondo el de María Santísima de las Lágrimas, cosa que no llegábamos a entender ya que como hemos comentado anteriormente, la imagen de San Juan Evangelista se había incorporado en un paso pequeño a mediados de siglo. Al comentar con personas de la Hermandad, nos aclaran que no se ve el paso porque San Juan en aquella época procesionaba en primer lugar.

En una revista que edita la Biblioteca Nacional de España en 1904, se publica un articulo de Tomas Mendigutia sobre la Semana Santa de Marchena.

En este articulo se hace una crónica sobre todas las Hermandades de Marchena, y en la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, hace alusión a la vistosidad que da el cuerpo de «armaos» al paso de la procesión.

Dice así:

Desde su capilla situada en un extremo del pueblo, la Hermandad se traslada a la Plaza del Ayuntamiento en la cual se celebra el Mandato, en el que se canta el pregón del Ángel y el Pregón de Pilatos.

De esas ceremonias, tal vez ninguna más curiosa que el paso de la Verónica. Una muchacha, guapa muchas veces, y siempre joven, porque es tradición que la que hace de Verónica se casa dentro de ese mismo año.

Terminado el Mandato, prosigue la procesión.

Delante, los hermanos, con túnica, arrastran penosamente y con medroso ruido, gruesa cadena amarrada al pie derecho, llevando unos cuadros donde se representa la pasión del señor, denominados como pasos.

Sigue la mujer Verónica, con el lienzo en las manos y la vista puesta en el suelo, acompañada por el oficial más viejo de la Hermandad, que la protege contra posibles libertades de la gente moza.

La imagen de Jesús, rodeada de devotos de ambos sexos, con túnicas ellos, con mantos ellas, y muchos descalzos, en cumplimiento de promesas hechas en tiempos de apuros.

Detrás de la imagen, una brillante cohorte de armados a pie, y como una docena de otros caballeros, en brutos, enjaezados a la última moda.

Saltando a los años 40 del siglo XX, se conserva un inventario de los trajes que se entregan a las monjas de Santa Clara, para arreglos, lavado y planchado, y por ahí se deduce que en estos años, la guardia romana, como así se denomina en el documento, estaba compuesta por 50 romanos de los que 45 eran de a pie y 5 de caballería.

Vestían con sayas blancas, golas, medias, sandalias y capas de color grana. Portaban lanzas de metal, tres de ellos llevaban escudos y otros dos llevaban espadas

En una revista de Semana Santa de 1944, recogemos el siguiente documento en el que se narra el discurrir de la cofradía, y del que hemos destacado los siguientes párrafos:

La Hermandad de Jesús Nazareno hace estación el Viernes Santo, siendo su hora de salida a las cinco en punto de la mañana, constituyendo un acto de verdadera religiosidad y emoción, y al que concurren numerosos hermanos y el pueblo devoto, y ante el que hay que destacar a numerosísimas mujeres que hacen promesa de acompañarlo.

Posee Centuria Romana, destacando entre ellas a la de caballería compuesta de 20 caballos, siendo ricos sus trajes, cascos y lanzas.

Posteriormente, al sermón o «mandato» en el antiguo patio de armas del Palacio de los Duques de Osuna, y al «prendimiento» del Señor por los romanos, se forma la cofradía ante el Ayuntamiento, para la carrera oficial de esta Hermandad que se recoge a las 5 de la tarde.



Nuevamente en los años 50, se renuevan los uniformes de la tropa y se adquieren 52 nuevos trajes.

Ya iniciada la década de los 70 se solicita a la Hermandad Sevillana de la Amargura la cesión de los trajes que poseía de su Centuria Romana y que ya no usaban. Trajes que al parecer eran propiedad de Diputación y venían procedentes de una película, (dato que no está confirmado) pero la verdad es que hubo que comunicarle al Ministerio de Cultura Popular y Espectáculos la entrega de estos trajes a la Hermandad marchenera.

El vestuario recibido de esta Hermandad todavía se conserva entre los bienes de nuestra Centuria. Según el recibo, se recogieron corazas, escudos, trajes y otros utensilios.

Si observamos, hemos saltado de 1904 a los años 40 sin encontrar mención de la presencia de los romanos en este espacio de tiempo, por eso vamos a incluir esta alusión que hace D. Antonio Rueda en su libro de poesía del año 1977 tituladoMarchena en el recuerdo, del que hemos extraído unos versos de la poesía titulada Semana Santa de Marchena en los años treinta”. Dice así:

 

El pueblo allí congregado, escucha la narración

-Dice Pilato el pregón, siendo Jesús condenado.

Del Ángel que fue enviado, se oye divina sentencia;

 

Y la centuria romana, al compás de lentos sones,

nota pintoresca pone, con su indumentaria ufana.

Con túnicas que engalanan, de distintos coloridos,

Plumas en cascos bruñidos, que rutilan cual espejos,

Lanzando miles de reflejos, si por el sol son heridos.

En el año 1974 la estructura de los romanos se componía de 6 filas de a 3, tres gastadores, un paje y un capitán, dos estandartes y diez romanos a caballo sumando un total de 35 romanos.

 

La decadencia

Pero durante esta década de los 70, el cuerpo de armaos cae en una gran decadencia, hasta el punto de ser motivo de críticas bastante duras por parte de la opinión pública.

En el informativo marchenero (IM) de abril de 1981. Aparece un artículo dedicado a esta centuria que dice lo siguiente:

impresionante el giro del paso de nuestro padre Jesús en los cantillos que duró 23 minutos, y en lo negativo, destacar el triste aspecto de la centuria de armaos, cuya estampa casi raya el ridículo, no se puede ir peor vestido, con peor estilo, y con tan pintoresca estampa”.

Al parecer esta crítica y otras por el estilo, hacen que la Hermandad se plantee a partir del año siguiente, suprimir el cortejo de los romanos.

 

Crónica del viernes santo IM de 1982: A las 6 de la mañana y como todos los años, salió de la parroquia de San Miguel Jesús nazareno, que no pudo ir acompañado de los armaos. También hay que apuntar que a las 4 de la tarde se encontraba la cofradía en el pasaje. Los motivos de esta prisa es que en los últimos años se nota falta de público en la calle Santa Clara.

En el año 1983 en este informativo se hace alusión a la posibilidad de crear una Centuria de hermanos voluntarios.

 

La reorganización de la Centuria Romana

Es en la Semana Santa de este año 1983, cuando un grupo de hermanos proponen a la Junta de Gobierno la reorganización de la centuria.

El Domingo de Resurrección de este año es cuando este proyecto toma fuerza.

Se abre un listado para que los hermanos y devotos que estuvieran dispuestos a vestirse de armaos, se fueran apuntando en esta lista,

Al parecer, esta iniciativa tiene bastante aceptación, ya que son muchas las personas que deciden apuntarse para salir de romanos.

En el año 1984, se produce la primera salida de lo que podríamos llamar la nueva Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús Nazareno, siendo este, el punto de inicio para lo que hoy en día es la fuente de donde bebieron las demás centurias y guardias romanas de nuestra Semana Santa.

Este fue el punto de inicio para que hoy tengan sentido los 4 cuerpos de armaos que procesionan en nuestra Semana Santa.

Fueron años de ilusión para este grupo de hermanos, pero también fueron años muy difíciles, porque había que ser muy valiente para echarse a la calle vestido de romano y levantar con dignidad, el concepto que el pueblo tenía de la Centuria en estos años anteriores.

A partir de 1984 es como si se empezara de cero.

En este primer año, se reparan y adecentan los utensilios que ya había, y se confeccionan 40 trajes nuevos y 40 pares de botas para unificar la vestimenta.

Una vez compran la tela, se la llevan a que corte los trajes un sastre que vivía en la calle «la mona» y que trabajaba con Elías. Se cortan 40 trajes y se reparten en tres tallas, grande, mediana y chica, pero no sabemos quién fue el que se equivoca y la que tenía que ser la talla chica resulta que este hombre entiende que era la grande, y de ahí para abajo. Esa es la explicación de tienen algunas fotos que vemos de aquellos años con los trajes tan cortitos.

Los trajes los confeccionan un grupo de mujeres de la Hermandad.

Otra de las cosas que debían hacer para que la imagen de la centuria en la calle cambiara, era que desfilara con corrección y marcialidad para lo cual se organizan los primeros ensayos.

Los primeros años se ensayaba el galeón-corral del hermano Miguel Sánchez en la prolongación de la calle Pernía, y el último ensayo se daba una vuelta por todo el barrio la guita en plan pasacalles.

Existe un documento del 7 de abril de 1988 donde reunidos en el «bar puntera», estas personas responsables de la Centuria deciden darle una oficialidad a este grupo. Y crean lo que a partir de aquí llamaremos “la Comisión de la Centuria”, y levantan su primera acta.

Una de las prioridades de esta nueva Comisión es volver a cambiar el vestuario de la Centuria después de recaudar algún dinero a base de rifas, venta de llaveros, venta de lotería etc…

Este nuevo traje (el mismo que tenemos hoy en día) se realiza tomando como modelo el del Capitán de la Centuria de la Amargura

Le encargan la tela a Antonio “el litri” y de este pedido de tela salen 40 trajes grandes, y dos de pajes.

Los trajes se cortan en el taller de costura de la hermana de Manuel Delgado «el Cristo», y los cosen un grupo de mujeres de la Hermandad.

Otro de los retos que se fijan para este año de 1989, es que todos los componentes de la centuria lleven plumas

Las plumas se compran en Gibraltar. El precio de cada paquete de 50 plumas es de 24,39 libras.

Con esta adquisición la visión de la Centuria adquiere mucha más categoría. Dándose de momento por culminadas las intenciones de la comisión en lo referente al vestuario.

Tras unos cuantos años de salir con estos trajes cuando ya se suponía que habían cumplido todos los objetivos respecto al vestuario, se ve que como estaban ya acostumbrados ponerse nuevos retos, lo siguiente que se plantean, es que las corazas que usaban solo la escuadra de gastadores, las tiene que llevar toda la tropa al completo, se ponen manos a la obra, y en el año 2001 toda la centuria estrena corazas.

La Banda de la Centuria

En el año 1991 la Hermandad se plantea crear una Banda de Cornetas y Tambores para unirla a la Centuria, y para eso, varios miembros de la Comisión junto con Federico Martínez Sánchez, q.e.p.d., que por entonces era Hermano Mayor, se desplazan a Sevilla y se reúnen en un bar de la ronda de capuchinos con Antonio González Ríos, que era el director de la Banda de Las Cigarreras de Sevilla para ver si puede hacerse cargo de dirigir y enseñar a los chavales que por entonces tenían ya buscado para crear la banda.

Este hombre les comenta que él en ese momento no puede hacerse cargo de ese cometido, pero les emplaza a que se pongan en contacto con Dionisio Buñuel Gutiérrez, que era un músico destacado de la Banda de Las Cigarreras y en el que él confiaba.

Una vez se entrevistan con «Dioni», este acepta la dirección musical de la banda, (cosa que todavía sigue haciendo a día de hoy).

Empiezan a ensayar en el mes de octubre de 1992, y ya para la Semana Santa de 1993 sale por primera vez la Centuria con Banda propia.

Otra anécdota que también tendremos que mencionar es que ya en 1988 y posteriormente en 1992, primero en Sevilla y luego en Marchena, se organiza una convivencia de hermanamiento con la centuria de armaos de la hermandad de la Macarena donde se hicieron entrega de varios presentes unos a otros y que quedará en la historia de este grupo.

La banda en el año 2002, coincidiendo con la salida extraordinaria de María Santísima de las lágrimas por el barrio Madre de Dios, y por indicación de Dionisio como director musical de esta, se une con la Banda del Carmen de Paradas, en un principio, solo para esa salida extraordinaria, pero viendo el buen resultado que dio ese acompañamiento, decidieron por ambas partes fusionarse en una sola, dando como resultado la gran banda con la que hoy contamos.

Banda que está a la altura de las mejores bandas de la provincia, dentro de su estilo.

Para la Semana Santa de 2008 los miembros de la Centuria coincidiendo con el XXV aniversario de la reorganización de esta, se hace una colecta para la confección de una túnica de salida y un cíngulo para el señor, que estrena ese mismo año.

 

Galardonada con el nombramiento de «Marchenero del año»

Otro dato a destacar, es el nombramiento de marchenero del año, en el año 2015, para todas las Centurias y Guardias Romanas de Marchena, recibiendo el premio, nuestro capitán, acompañado de varios miembros de la centuria y de la Hermandad.

No podemos olvidar que nuestra banda celebra este año, 2018, su 25 aniversario por lo cual también ha sido galardonada con el reconocimiento de Marchenero del año 2018.

Juan Antonio Fernandez Guerrero